En cada individuo se reconoce una ley y una disidencia, y es esta disarmonía interior la que los tiene enfrentados, todos contra todos, en una desazón que no conoce el descanso. De ahí que el alma colectiva, enferma sin remedio, demande otra ley en la que cada uno pueda verse idéntico y distinto, pero sin guerras. Razonable y apasionado, con esa mezcla de sal en los asuntos que vuelve placentero el tiempo de la existencia. Así irán de la casa a la plaza, y de la plaza a la casa, contentos con el lenguaje y con las cosas.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
19 de noviembre de 2022
Cdnv
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