6 de noviembre de 2022

Dcnv

 En esta otra, día de fiesta, profusión de cohetería en la plaza delante de la ermita, un pobre loco y alma de dios vende mecheros de piedra. Un matrimonio vecino nos ha llevado a mi madre y a mi; mi padre, algo enfermo, se ha quedado en casa. Llevamos la comida de casa, pero compramos dulces. Me estoy viendo allí, casi físicamente, con una presencia más allá de la debilidad de mis conceptos y palabras. Realmente sé que no hay nadie en ese lugar, aunque no invento nada, y que ocurre de este modo porque se pueden hacer planes para las ciudades del futuro, pero no para las del pasado. 

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