Los terrenos del asentamiento ascendieron a 150000 euros, y fueron costeados por un grupo de amigos. Es un rectángulo en pendiente que llega hasta la cima de la montaña, abrupta si se mira desde abajo. La mayor parte de la superficie está ocupada por lo que parecen rastrojos, y el resto por arbustos bajos, dorados, muy tupidos. Los colonos plantaron olivos, muy pocos en comparación con las zonas limítrofes. A mí todo este paisaje me parece admirable, conforme me lo van explicando. A la derecha del poblado, una cuesta sube a una cueva o abrigo, de evidente significado ritual en otro tiempo. Al bordearla entramos en una ermita bastante espaciosa, o más bien el esqueleto de una ermita, en hormigón y ladrillo visto. Lo sorprendente es que se trata de un lugar de paso hacia el balneario de montaña. Estamos a buena altura pero las aguas, lo compruebo por mí mismo, son cálidas y las gentes disfrutan de la estancia. Los más felices son, claro, los niños, a los que un muro de contención bloquea la entrada a zonas más profundas y peligrosas.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
18 de noviembre de 2022
Cdnv
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