Pomponio Exegetico, de la Scuola Nuova de Las Lagunillas, tiene mesa reservada, en un sentido cuotidiano, en un bar de bailes y tapas que está al lado de la carretera de Los Llanos, en la misma recta. Pomponcito, así le llamaban hipocorísticamente su papá y su mamá, no ha abjurado abiertamente de la ortodoxia, pero mantiene una doble vía en el trayecto de su pensar. Una, la senda dogmática del texto, tal como quedó registrada en los Manuscritos perdidos; otra, nacida del convencimiento de la costra de mentiras y mezquindades tras la virtud pública. De ahí el título de su opus magnum: Metaretética. En ella combate con razones escépticas contra los publicanos y fariseos, y se atreve a predicar la práctica del mal para burlar el falso bien. Se diría discípulo de Federico el Pruso, pero ignora su obra y se declara seguidor consecuente de Abenrús de Córdoba.
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