29 de agosto de 2008

Columnismo

La ilegitimidad de la reacción intelectual, lo que yo entiendo: hay una ceremonia civil fúnebre, masiva, que no comprende la presencia del accidente y la muerte.

Convengamos en que estas conductas de duelo general son, a fuer de hipócritas, si son hipócritas, estúpidas en medida grande. Convenido. Pero la reacción religiosa, sacralizante de la muerte, positiviza de una manera que no resulta, al final, menos estúpida que la positivización profana de la incomprensión.

Lo civil y lo religioso, ambos antikantianos, ambos confundiendo los fenómernos y la experiencia con los noúmenos del deber ser. Y hay periodistas de ... que reaccionan como personajes del tiempo de Swedenborg, cuando el gesto ya lo había hecho público Chesterton el inglés, y antes Bloy el francés.

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La prudencia no puede consistir en la sensatez o sentido común a la hora de esconder y negarse a uno mismo y a los demás la libertad de expresión... por miedo a las consecuencias. Esta prudencia sedicente legitima a todos los criminales que realizan la condición metafísica podrida del s. h.

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(Desvergüenza o piedad)

El hombre brutal y la mujer rubia se bajaron del coche y se pusieron a mirar la rozadura del paragolpes. Él miraba al coche, yo la miraba a ella---

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Pocas cosas más absurdas que el gasto en papel, que la inversión en escritura... ajena -pensaba el buen burgués con carácter de notario; pensaba contra los libros---

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Hoteles: contacto de todo, realidad de nada. La vida personal es sustancia, no relación, que a lo más que llega es a mirada que olvida y que se olvida---

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Sombra o transparencia---

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