... lo que no se busca: se quiere, pero no se planifica la obtención del resultado. Esto es así en el conocimiento, en la memoria, en el amor.
Si metódicamente se obtuviera -lo que, por otra parte, no dejaría de ser un producto de la casualidad-, la pobreza de lo conseguido y la cuantía de los esfuerzos empleados -dilapidados- deberían conmover a la reflexión: ¿para qué?
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(Autoficción/es)
Este investigador sin fin (sine die) va a proceder a la lectura -que no se diga que falta valor- de otra novela de D. Antonio Muñoz Molina, Sefarad, 550 páginas de letra no pequeña. Todo sea por la causa, pero no sé cuál.
Obsérvese el valor (cuantía) doble de mi valor (moral): pues acabo no más de embaularme El viento de la luna, de oximorónico título si fuera -si pretendiera ser- una proposición empírica. Puesto que contiene explícitamente una contradicción -vamos, que el título es un hijo deseado-, habrán de verse la consecuencia o la intención -¿qué diferencia hay?-.
Tal es -entre otras- la eternización de la huella; y, puesto que de novelas y personas se trata, de la posibilidad de la memoria -esta otra huella que no deja el pie-, activa o más bien pasiva.
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