4 de agosto de 2008

Hesiódica

Hay una pseudoleyenda acerca de los individuos nacidos en mi ciudad: que unos son listos y de provecho, de buen agarre en la vida; los otros, entre los que me incluyo sin motivo de contento alguno, se hacen filósofos, y se obligan a ver como un poco de lejos los pecados familiares que no terminan de entender (¿por qué?). Un poco de lejos: pagando quizás su particular deuda de tampoco haber entendido las mezquindades que ellos mismos cometieron, cuando jóvenes; sin saber, ni en estos momentos, si las tales mezquindades eran más grandes o más chicas.

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