5 de agosto de 2008

Elytiana, 4-8-8

LOADOS SEAN los no idóneos, los otros, los tímidos por exceso de razón. Antes preferirían morir que ser injustos con argumentos.

LOADOS SEAN cuando perdonan y cuando olvidan. Cuando no pudiendo hacer lo uno o lo otro, se retiran y no lloran, aunque tienen ansiedad de lágrimas.

LOADOS SEAN los otros, los mismos, cuando están solos y no quieren, cuando están acompañados y no saben.

LOADA SEA la tarde que decae, una luz dorada en los arbustos secos, loados los pasos de la niña, el resonar de los otros pasos sobre la piedra.

LOADAS las cañas altas y la adelfa, sus flores que son de hermana.

LOADO el objeto encontrado, chatarra sin forma, en la arena por accidente.

LOADOS SEAN el silencio y el sudor, una confianza inmerecida, y hasta la misma soledad que sufro sea loada.

LOADOS SEAN la noche y la fuente, el grillo en el camino circular, el mendigo que se guarda del calor en las aceras.

(LOADA, también, la retórica que numera una calle para el alma, que pasea.)

LOADOS SEAN los viejos en los parques, y hasta el humo de los cigarrillos.

LOADOS los versos extraños y cercanos de Elytis, las bienaventuranzas profanas, los pueblos blancos de cal, un punto de salitre en la garganta al ver el mar.

LOADA la pobreza del que ha padecido el dolor y guarda la palabra generosa para decir lo que ha visto. Y si ha muerto se lo guarda para sí y nosotros no sabemos más que las frases tersas y lineales.

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