Hagamos lo abominable, citémonos:
MLL said...
Supongo que el optimismo platónico de que, finalmente, hay un orden. Que tras la caverna hay un trasmundo o algo así. Y si hay un Dios o mundo inteligible, pues tb. hay una razón que supera la a-poría, la falta de camino o método. O sea, que sale del laberinto, de los vicios de la argumentación. Y tb. de la consiguiente desesperación personal.
6:26 PM
Estimado hesitante:
No es que yo pretenda (Dios o Natura me libren) armar a ninguna razón (antifundamentalistamente). Si nos decidimos a fortificar la razón vs. la religión, en verdad me parece que nos inventamos un fundamentalismo laico especular, que tan peligroso puede ser políticamente, o tan necio dogmático-científicamente si se deja llevar por las últimas teorías en boga, como el evolucionismo renacido, o el heliocentrismo. No, nadie puede pensar en serio que la tierra no sea el centro ni el ser humano el rey... en un sentido pragmático.
Sí, lo privado apartado de lo público. Pero ¿dónde la razón? Supongo que en lo público, aunque las tendencias multi o rela(tivistas) tiendan a sacarle los colores, avergonzarla y que se quede en casita sin armar escándalo. Con esa conveniente escisión entre la hogareña creencia y la pública racionalidad se salvaguardan los derechos de todos, aunque los extremistas no se queden contentos. Nunca se quedan contentos.
En realidad lo que mi comentario pretende, aparte de jugar de mala manera con los tópicos platónico-cartesianos, es conceder que, en efecto, la razón, la mejor repartida facultad humana como sostiene el pupilo de los jesuitas, consiste nada más que en una creencia, que por conveniente o por otra... opinión (iba a escribir la palabra tabú "razón") hemos adoptado en un pequeño lugar del planeta. Irracional, por supuesto, pero no hace falta más que irse hacia atrás en la historia misma de la legataria Grecia para conocer lo que significa la religiosidad actuante (irracionalidad que se quiere a sí misma: encantada de sí misma, esclavizadora de todo) y lo difícil que debió ser el parto del niño logos. Hay quien se toma esto en serio (los espíritus muy religiosos, normalmente), pero no los europeos, edípicamente enloquecidos. Así será hasta que nos demos cuenta de que es demasiado tarde. El logos se habrá acabado y estaremos listos para adorar. (Y no solamente en las grandes superficies del becerro de Visa.)
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