Eugenio Trías, lectura de Job en Abc.
¿Para qué leer? Amén. Por el dulce nombre del Buen Jesús...
Requiescat in pace. Amén.
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Mirando la facies de algunos personajes públicos, cosa nuestra evidente, la mirada oculta infinidades detrás de lentes oscurísimas, no deberíamos tener duda alguna sobre el punto de su honradez, dice el moralista gitano que llev/amos dentro---
No obstante, el tsigane que hay en mí no se atreve a poner aquí la fina estampa del caballero de otro siglo, derechos de imagen aparte, no sea que se piense que yo soy algo así como uno de la Mano Negra. Nada más lejos de mi intención. Soy nada más que un observador sorprendido, nada político, de las dificultades que tiene la legalidad abstracta para imponerse a la legalidad clánica. Advirtiendo de paso que la mayoría de los seres humanos son bastante acomodaticios y carentes de la virtud segunda de la politeia platónica, pues de la primera van más que sobrados, como dijo el estudiante de los jesuitas y conocemos nosotros cada día en este paraíso.
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No es por nada, ni por ir dePRISA (que no), pero lleva razón (= sentido común) en lo de Epc. El primer párrafo del artículo de S. Gallego-Díaz, en el cual se ocupa del asunto, es impropio de la frivolidad usual (tan atrevida ella, la frivolidad) en este país. Pero es que realmente debería ser propio. O popperiano. No surrealista.
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