3 de octubre de 2008

Leyes de la república

Un ser indigno como hombre no podrá retornar, luego de cumplir su pena, como vecino de la víctima, para incrementar su dolor con su torva presencia. La humanidad ha salido de la naturaleza, e incluso de las leyes bárbaras que pedían el pago en especie equivalente y la pérdida de la vida, pero no renunciará el sentimiento moral a la idea de que los vecinos son ante todo amigos, y no cabe posible amistad entre los que compadecen el dolor y aquel al que la sociedad ya, graciosa y democráticamente, ha concedido una segunda oportunidad. Que el odio y el desprecio morales caigan sobre él. Que se aleje. Que no se muestre más.

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