7 de junio de 2008

Incapable

La prueba de la perversidad del racismo extendido en Alemania durante los años de plomo del Tercer Reich, conducidos al más criminal paroxismo en los territorios conquistados y ocupados del Este, está, me digo, en la sanción más cruel (pena de muerte incluida; campo de concentración, habitualmente, para los infractores de las leyes raciales) de aquel signo distintivo de la amistad e igualdad entre los seres humanos que consiste en el afecto instintivo entre hombres y mujeres, con independencia de cualquier otra consideración que no sea la mirada y el azar de la atracción. Una ley malvada ha extendido su telaraña sobre la inocencia: los gestos de las caricias y la satisfacción conducen a la ruina y al paredón. Quién iba a pensar que la alegría se podía trocar en muerte! Aunque las leyes fueran públicas y conocidas.

...

Una moral bronca: si Dios no existe cualquier norma caprichosa sirve de relleno a la forma moral.

No cualquier norma; cualquier contenido, más bien.

El capricho de la sangre y el suelo, en este caso concreto de la condena de las relaciones íntimas entre alemanes y otros (polacos, judíos).

...

Una moral eterna: si verdaderamente el amor siembra desigualdad (entre el amado y el que no), con arreglo a alguna especie de plan divino incomprensible. Una idea que tengo mientros leo (mal ) Esperando a Godot (Esperando a Dios, Esperando la Esperanza) [p. 83 de la ed. de Tusquets, col. Fábula, 1999]. No una idea, porque yo no tengo ideas ni aspiro a tenerlas: algo que puedo decir y que digo. Porque en la obra de Beckett aparece esa absurda preferencia que planta el amor, simiente de discordia entre hermanos, desde el inicio que viene en los mitos.



***

Preocuparse para nada---

***

Una ética personal: Rilke, decidiendo ignorar aquello que no controlaba: su muerte, pero ¿también su vida?

No hay comentarios: