Dios futuro:
No habrá ni dioses ni patrias, sino que mandará suavemente el silencio de los abrazos: vientos, sol, mar, piel.
(Se pierde, luego, la fe)
El epicúreo se ha vuelto sabio con la edad que niega: se separan las manos, las voces -que se harán terribles- acompañan a los gestos: yo, tú, mío, patria y dios.
(Nace una ciudad que inspira el odio)
De este camino indeseado saldrá un silencio empobrecido: nuestra decisión común de perdurar -la calma de los lobos en sus paralelas sendas que no se encuentran y se temen---
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No se conoce la bondad de lo escrito, ni deberá importarnos demasiado: viene de un lugar extraño, indeciso, y va hacia otro lugar que no parece mucho más confortable.
A un diccionario enloquecido le pertenece realmente lo que decimos. Mucho menos habremos de confiar en ¿...? instancia crítica (de) presente.
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NY (from conde-duque.blogspot.com)
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