16 de septiembre de 2010

Urbi, et orbe

Quienquiera que haya decidido que vale la pena, aunque sea por un instante en la existencia, adquirir conciencia de su situación, haría bien en leer respetuosamente ese monumento al lado salvaje, autodestructivo, que es El oficio de vivir de Cesare Pavese. Una existencia así no es para vivirla. Nadie puede aguantar constantemente en el margen, mirando al interior. El contrato social y la fuerza policial se inventaron para que podamos soportar la eterna injusticia del que anida en la burbuja (el amo) y el que resulta sempiternamente expulsado de ella (todos los siervos habidos y futuros), por mucho que mire al interior.

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