(O que Narciso ha visto su cara por detrás)
Una carroña. Charles Baudelaire
Recuerda lo que vimos, alma mía,
esa mañana de verano tan dulce:
a la vuelta de un sendero una carroña infame
en un lecho sembrado de guijarros,
con las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos
abría de un modo negligente y cínico
su vientre lleno de exhalaciones.
Etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario