17 de septiembre de 2010

R. M. R.

Está quien no quiere saber de qué se muere. Se muere de su pasión. Está convocado al silencio y no alcanza a entender cómo ha ocurrido. En cada uno de los actos a cuya explicación plena no llegamos sentimos experimentar una muerte pequeña, un anticipo del callar.

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