15 de enero de 2009

Arte y política

Una infatuación moderna nada menor consiste en que el advenedizo postvanguardista, el heredero de los heroicos tiempos rupturistas, se ponga a sí mismo como artista frente al poder: él, el de todas las bienales. ¿Independiente? No, sino un idiota privilegiado por la mano del poderoso que dice menospreciar.

Pero no tenemos que extrañarnos de la proliferación de la basura mental: tenemos lo que merecemos. Lo que el zeitgeist se ha buscado.

...

Tardes irreflexivas:

a) Feuerbachianamente, el artista transgresos proyecta lo abominable en un enemigo que, si tuviera espejo, sería él mismo.

b) Un mono no escribirá to be or not to be, ni el traductor de google será fiable (¿seguro esto último?), pero yo he pensado en un empeño más modesto de la humanidad: un traductor del Discurso de Descartes al español, a partir de las traducciones ya efectuadas. Como mi mala idea -mi mala saña- ya se ha imaginado que muchas versiones de la autobiografía cartesiana del método ya se han hecho con un repóquer de otras traducciones anteriores en la mano, no me parecería descabellado que una máquina sea capaz de hacerlo. Quizás no es tan fácil, dado -sigo suspicaz- que el empeño de originalidad de cada traductor no se limita a la búsqueda facilona del sinónimo (hasta yo puedo hacerlo), sino que asimismo supone ciertos matices, inversiones en el orden de las palabras o así, que solamente pueden provenir, faltaría más, del espíritu trabajoso del "traductor".

c) Me hacen gracia las protestas humanistas de los científicos: su querencia por la bioética. El acabóse: Prometeo jaleando su obra, la falacia naturalista a pajera abierta. Viejas y nuevas religiones.

d) No me acuerdo de lo que pensé esta mañana cuando me incorporaba torpemente a aquella rotonda. Pero al menos recuerdo que lo pensé. Es la ventaja que tiene el llevar mis pastillas de Cogito.

e) El lenguaje transformado en obra vendida es despreciable. ¿Poesía que concursa? No sé, no sé... El mercado empuerca; el mercado es progreso. Dedúzcase el lugar del poeta.

f) Tendría que tener prohibido, yo, el ego cogito: proscrito el rizo de la conciencia de mis pensamientos errados o truncos. Con lo bien que se está con el instinto racional, con la razón decisionista. Sujeto, no; esclavo de las pasiones, perhaps.

g) Si no fuéramos tanto, seríamos algo más: en el lenguaje la trampa del cogito. Porque si estamos engañados y nos creemos ser lo que no somos, no hay cuestión; y si decidimos que vivimos en el engaño el bendito verbo ser nos saca a flote del mar de dudas (escribiendo en tópicos), seríamos una verdad añadida a o nacida de un engaño superado. Así que la autocerteza racional tiene implicaciones prácticas y nuestra moralidad resurge de los crímenes más canallas. Que va a ser verdad lo de las raíces católicas (no solamente jesuíticas) de Cartesius.

h) Callemos.

5 comentarios:

Egoficción dijo...

Anda que me dijiste algo de mi comentario a tu BarÇa.

Martín López dijo...

Ni el principio de razón suficiente hubiera permitido ese desorden cósmico O sea: la derrota polaca ante el Atleti). Si lo permitiera, sería contradictorio con el de identidad y eso Leibniz (portavoz de Dios) no lo admitiría. ¿Mónadas que se deshacen ellas solas? Por Zeus que no.

Egoficción dijo...

Eso no lo dijiste antes del partido... valiente. Racionalista, que eres un racionalista.

Martín López dijo...

No, pero lo pensé y lo escribí. Lo que pasa es que tuve q dejar el ordenador. De verdad. Yo no miento casi nunca.

Egoficción dijo...

Te creo.