Es bueno, a veces, romper con la frase faulkneriana que tanto maravilló a la generación precedente, y aún a la nuestra. Hacer trizas la hoja que contiene las incomprensiones de un narrador incompetente. Saldríamos ganando, porque después de todo, dígase la verdad, los fragmentos heraclíteos corresponden a una novela larga escrita por un griego anónimo para dar testimonio de la confusión que es raíz del mundo. A lo que queda de esa obra. Y qué grande ventaja hemos obtenido de esa pérdida.
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