Yo no puedo decirte por qué caen las almas de su lugar celeste. Demasiados filólogos se ocupan ya de firmar rudos tratados sobre esta abstrusa materia de la composición y gravedad repentina de las almas.
Generaciones incontables depositan comentario tras comentario sobre severos cimientos. Lo que no era interpretación ya se nos ha olvidado.
De los libros leídos, yo apenas rasgué la superficie, siempre tenía prisa para otras cosas. Así que no conozco si en ellos se encuentra la respuesta a tu pregunta. Lo que en todo caso sea, secreto debe quedar para mí. Pero tengo la sospecha de que tenemos que desconfiar de una política del mundo, a los orbes de arriba me refiero, en el que ni el espontáneo curso de las almas conoce seguridad.
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