27 de enero de 2021

Diógenes Montellano, asturiano venido al sur a impartir docencia de humanidades clásicas y medievales, ha propuesto en la cantina del casino provinciano una cuestión de profundo calado histórico y metafísico (y aquí D. M. ha hecho el gesto de dividir el mar en dos vertientes). Es el asunto de si la esencia se conoce a sí misma como tal (en su ser siendo a perpetuis) o si es a través de las fracturas de su desarrollo (con el alborear morboso de las conciencias, esos espejos encarnados). División de opiniones en torno a la mesa: a unos les parece evidente que la plenitud entitativa va de suyo con su reconocimiento; a otros, que es la hesitación de entes incompletos el lugar y momento del saber de la existencia.

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