-SGANARELLE: (Teniendo en la mano una tabaquera) Digan lo que quieran de Aristóteles y toda la filosofía, nada hay igual al tabaco; es la pasión de las gentes honradas, y quien vive sin tabaco no es digno de vivir. No tan sólo regocija y purifica los cerebros humanos, sino que también acostumbra las almas a la virtud, y con él aprende uno a ser un hombre honrado. ¿No ves realmente, en cuanto se toma, de qué manera amable se comporta uno con todo el mundo y lo encantados que nos sentimos al ofrecerlo a derecha y a izquierda, en todas partes donde estemos? No espera uno siquiera a que se lo pidan, y nos adelantamos al deseo de las gentes; hasta tal punto es cierto que el tabaco inspira sentimientos de honor y de virtud a todos cuantos lo toman. Mas dejemos este tema y reanudemos nuestro discurso. (Molière, Don Juan, inicio)
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26 de diciembre de 2020
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