Ahora los días son más largos, aunque hoy mismo no te des cuenta.
Afuera, a través de los visillos de encaje miras los coches que avanzan parsimoniosos por la calle.
Dentro, los niños y los hombres se entretienen con sus juguetes gris metalizado, made in China.
Pero es verdad que los días cada vez son más largos y en algún momento vendrá un calor tímido a rubricarlo, a orillar este interior de estufas y miedo, de conversaciones musitadas.
Quien habla casi solicita perdón por atreverse.
Porque quien habla no sabe a quién se dirige, en este carnaval de cuerpos semienvueltos por el miedo y la desconfianza. Ridículos y preciosas deben guardar las distancias en esta verbena indeseada que congela las espaldas.
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