Son encantadores, dijo para sí el corresponsal acreditado, al contemplar a los príncipes: a Adán trajinando en el jardín, a su bola, y a Eva tan sociable. Entre tanto, agazapado tras un árbol, our third man sonreía, recordando la cara de un gato, pero sin gato.
(La historia de la humanidad en el huevo de un instante, que incuba en su seno more simultaneo la tesis, la antítesis y la síntesis, a poco que reflexiones comme il faut.)
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