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11 de junio de 2020
(Diego) Berkelio Josefo (de los Ángeles) estuvo becado por la Junta de Estudios Extendidos (JEE) para investigar las costumbres de una tribu extinta, el homo torrecillensis, que eran unos seres gráciles y aficionados al arte que vivieron en la edad del bronce en un emplazamiento, Locaiba, a las afueras de la noble urbe. Descubrió Josefo unos tablillas bastante deterioradas donde junto a unos signos desconocidos (quizás un alfabeto antiguo de una rama del tronco finougrio) se hallaban lo que parecían ser planos rudimentarios de diferentes obras públicas. El hallazgo dio pie, tiempo después, a Berkelio Josefo a formular una atrevida hipótesis semiótica respecto a las formas figurativas del mundo antiguo, basándose también en las aportaciones de su maestro, Brandom Lewis, del Colonial College en Nebraska. Así, no es la figura realista o su cristalización pictográfica lo que está en el origen del alfabeto, sino que es el sistema de la lengua oral la verdadera y oculta raíz de las representaciones gráficas.
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