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28 de diciembre de 2015
Bienvenido Mr. Sammler
... Y sin embargo, el experimento Milgram "demuestra" que algo hay... Que la obediencia debida figura en los genes, y que la naturaleza humana se entropiza fácilmente. Quizás la banalidad no está en la intención, ni es una cortina de humo ni pretende excusar nada. Sino que puede que la banalidad esté en los resultados, en el endurecimiento somnoliento de las conciencias, o a la inversa estos términos de la dureza y el sopor. Entonces el crimen se origina en el designio de crear las condiciones de esa atmósfera social para la cual el crimen es la norma. Y quien se guía por la norma puede poseer buena conciencia y dormir tranquilo. Puede que al cabo Hannah Arendt solo acertara a pronunciar muy vaga y equívocamente una verdad acerca de la oscura raíz del crimen en el hombre..
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