Vidas de científicos: Alexandra Bellow, penúltima esposa de Saul Bellow...
Aparte del temor reverencial que me produce este portento matemático (creo que a Bellow también se lo producía), me quedo con lo que menciona de su padre. Como este, ilustre cirujano, no estaba de acuerdo con que su mujer, ilustre psiquiatra, se quedara embarazada porque había estado enferma de tuberculosis, no se le ocurrió otra al hombre que ponerse a acariciar al gato negro cuando la niña nació. Rumanía, naturalmente, es el escenario adecuado.
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