7 de diciembre de 2015

Dice el audaz nesciente: Que la paradoja russelliana de los conjuntos no-inclusivos incordia la recta comprensión de la vía cosmológica de la causalidad. En voz baja, a sus secuaces más estimados y abyectos, les insinuaba que más que incordiar la aporía del noble británico funciona como un torpedo contra la venerable prueba, aceptada por el común de los filósofos y las gentes de buen corazón. Al introducir la contradicción en el seno mismo de su orden de razones...

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