Queda algo de viejuno, como de testamento redactado en papel antiguo, en los escritos de los filósofos que, extramuros del núcleo cultural de Occidente, representan lo más in cuando copian o trasladan las reflexiones más trascendentales y acuciantes. Postureo académico. Para esto conviene leerles tiempo después de que hayan publicado su obra. En este reportajismo deconstructor, tú, frustrado periodista, hozas como un puerco oing oing. Olfateas, cerdo nietzscheano, a ver lo que escribió este señor sobre la libertad. Hace diez años. Pero tú compraste su libro, y por ende te has ganado el derecho a arrojar un chorreón de bilis. Veamos, leamos...
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