No creo que hubiera habido desde Herodoto un viajero tan curioso como Charles Darwin. A Darwin le interesa todo, se fija en todo, lo describe todo. La riqueza del mundo se despliega ante él como una catarata de tesoros que no se acaban nunca... (A. Muñoz Molina, a propósito de una edición española de los Diarios de viaje del naturalista inglés, 2009)
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