18 de octubre de 2015

Después de las tres horas de aquella conferencia densa, ultraerudita, recargada y diríamos que hasta barroca en torno a los recovecos cósmicos donde se guarda la inaccesible pero mayoritaria materia oscura, al oyente le fue inferida la conclusión, o pueda que la infiriera el mismo con sus pertrechos mentales, de que la materia clara es preferible de todas todas, con sus quarks, sus electrones y neutrinos conformando una familia encantadora en una ciudad de partículas donde también residen otras familias subatómicas similares.

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