Sin duda, en una época como la nuestra abocada a la extraña idolatría de la inmadurez, los consejos pedagógicos de Erasmo de Rotterdam –el cultivo de la lectura reflexiva, de la atención constante, del esfuerzo virtuoso, del ejercicio repetido, de la coherencia en el itinerario educativo– suenan a provocación sin sentido, anticuada y obsoleta. (En elcafedeocata)
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