Joseph Gañizu, Kurro, euskárico varón, en verdad vascofrancés, pero ahincado de mucho ha en las ubérrimas amenas comarcas del Valle del A., por la parte donde el río muestra su bella faz hozada y se remansan las aguas, es, sin embargo, esteta. Quiero decir que permanece a sabiendas en esa parcela del espíritu absoluto que el delfín de Copenhague cancelaba como una fase infantil de la dianoia. Discípulo de un discípulo de un discípulo de H. (el primero, el de la decimonona centuria, aquella que vio al corso a lomos de bestia y sin caerse, y transmutó la imagen en centauro), ha dado a la prensa (Gráficas GRU) su tratado Crítica negativa de la negación dialéctica metacrítica. En la línea de Gil Deluxe, véase si es que no su obra Quinientos cerros, pretende un acercamiento novedoso a textos fundamentales de las letras checoslovacas y cosas así. En particular, dialoga en profundidad con la exégesis que Johannes Blu Member practica sobre el conocido relato de Franziskus Quqú, La fama de Epimeteo. Gañizu es docto agradecido y recuerda en la dedicatoria a sus discípulos, que en el turbio verano de ...... disfrutaron del mecanoscrito y aportaron muy útiles sugerencias para su mejoramiento. Aunque en verdad el texto es de una claridad meridiana, per se, quizás no quoad nos, pero dice el Sabio que lo bizarro no se otorga sin dolor. Pero el que no se rinde ya no sale de su arrobo.
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