Parmínedes de Macolula, teólogo protoconciliar, anota la bizarra (!) teoría de que no existe el pecado original sino el pecado final, en tanto reunión de los errores y faltas cometidos. En todo caso, existe el pecado original como virtualidad del mal futuro, o sea la libertad. Defiende, en metafísica, que el ser es redondo y perfecto, como un gran bolo que aborrece el vacio. Es adversario feroz de Berengario Finesco, antiguo condiscípulo, el cual arguye la muy herética teoría del pecado medio, la cual sostiene que el ser humano, por sus solas fuerzas y sin menester de gracia, es capaz de salvarse con independencia de las disipaciones sumadas.
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