31. Tarde. Píos y moderados deseos.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
31 de diciembre de 2020
Expone/Solicita
Debemos rebelarnos, y también revelarnos (revolvernos mostrándonos a una), contra las moderneces de la Academia.
Cuando tengo que entender "Está solo este", me llevan los diantres con tanta confusión. No sé si debo compadecerme del individuo o es que todavía no han llegado los otros invitados a la cena. Si se trata de su existencia o de una circunstancia que cura el tiempo y la llegada de los taxis. Pero es que, además, un demostrativo nada atildado me hace sospechar que no estemos entre seres humanos, sino tratando de objetos que se han nombrado antes y que de algún modo se han olvidado, sin que conozcamos las razones.
Pedimos pues a la Academia que se pronuncie sobre estas materias que anudan cuanticomágicamente ortografía y ontología.
Propósitos de año viejo
Se escribe, cuando no hay necesidad ni llamada, para demostrar o demostrarse algo. Una vez que no se quiere, que se ha renunciado a demostrar, ¿para qué escribir?, ¿para qué mostrarse?
Eso pensaba anoche, ahora dudo.
Escribir también es recoger, ir a la vera de un río y acompañar su flujo como se pueda y hasta que se pueda. Que eso no lo sabe nadie.
Volvemos a Europa. Cuatro semanas en España son naturalmente muy poco tiempo para poder decir por qué este país no es Europa, pero suficientes para desprenderse de falsas expectativas y dejar a un lado comparaciones que son un obstáculo, como las comparaciones con Italia, que dejan a España en un lugar muy pobre, pobre en tesoros arquitectónicos... ¡a excepción de los árabes, que son una revelación...! pobre también en el arte de vivir. (Max Frisch, después de su visita en 1950; tomado de I. Hernández, "Frisch y España...«a primera vista», Turia, nº 119)
30 de diciembre de 2020
En la puerta de la cafetería, un hombre se afana con la rasqueta. Ha helado esta noche pasada y no debe saber o no tiene a mano el cubo de agua que es mucho más eficaz para estos menesteres. Cuando veo la rasqueta, el empeño que le pone, pienso en crímenes absurdos, en deudas contraídas y en una tierra despoblada e inmensa donde los dioses se han retirado del cuidado de los seres humanos. (A tanto han llegado los mitos y el arco temporal que tienden con el star system.)
Hasta el indiferentismo grosero...
A nada conduciría prolongar esta enfadosísima narración para decir de todas partes las mismas cosas. No hubo rincón de España adonde no llegase algún pastor protestante o algún expendedor de Biblias, sino que las ovejas no acudieron al reclamo. Lo que en España se llama protestantismo es una farsa harto pesada y dispendiosa para las sociedades evangélicas. Las hojas y los folletos y las Biblias se reparten como si se tirasen al mar, y suelen morir intactas y vírgenes en manos de los curiosos que las reciben. Si comienzan a leerlas, les enfadan y adormecen. Hasta el indiferentismo grosero, única religión de los españoles no católicos, opone y opondrá perpetuamente un muro de hielo a toda tentativa protestante, por muy locamente que en ella se derrame el dinero. El protestantismo no es en España más que la religión de los curas que se casan, así como el islamismo es la religión de nuestros escapados de presidio en África. (Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles)
Buscando la recurrencia de una palabra que no me gusta nada (vicio reiterativo que traslada, sin yo quererlo, mi vicio caracterológico o idiosincrasia inconveniente), me encuentro con una referencia a un poema de Elizabeth Bishop, que supongo que será este que transcribo:
Un arte
El arte de perder no es difícil adquirirlo.
Tantas cosas parecen empeñadas
en perderse, que su pérdida no es un desastre.Pierde algo cada día. Acepta el tumulto
de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.Practica entonces perder más aún, y más rápido:
lugares, nombres, y el sitio al que se suponía
que viajarías. Nada de esto será un desastre.Perdí el reloj de mi madre, y -¡mira!- la última, o
penúltima de tres casas que amaba se fue.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.Perdí dos ciudades, ambas adorables. Y, más ampliamente,
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue un desastre.-Hasta al perderte a ti (la voz bromista, un gesto
de amor) no habré mentido. Es evidente que
el arte de perder no es demasiado difícil de adquirir
aunque parezca por momentos (¡Escríbelo!) un desastre.
(Versión de F. Pérez Villalón.)
Debió ser hace quince años, cuando según las pretensiones de nuestra era todavía no se ha abandonado la juventud:
Da igual el poema que el lamento, el paisaje que la carretera: la misma noche los reúne, y el viento frío y la nieve lejana, todos aquellos momentos del pasado en que anticipábamos los recuerdos -siempre ocurre- del personaje encorvado y galán en que el tiempo obliga a convertirnos (debió ser Pessoa, años 30, Libro del desasosiego, amemos su moral triste de portugués feo y cortés, como si de nosotros mismos se tratara, y de la misma calle y la misma tabaquería).
29 de diciembre de 2020
SGANARELLE: Esto es lo que no puedo soportar,pues no hay nada más real que el coco, y yo me dejaría ahorcar por él. Mas es preciso creer en algo ¿En qué creéis, pues?
DON JUAN: ¿En qué creo?
SGANARELLE: Sí
DON JUAN:Creo que dos y dos son cuatro, Sganarelle, y que cuatro y cuatro son ocho
SGANARELLE: ¡Buena creencia y bellos artículos de fe! ¿Vuestra religión, es por lo que veo, la aritmética? Hay que confesar que se les meten extrañas locuras en la cabeza a los hombres y que, aun habiendo estudiado mucho, es uno mucho menos sabio, con frecuencia. Por mi parte, señor, no he estudiado como vos, a Dios gracias, y nadie podría alabarme de haber enseñado nada; mas, con mi humilde sentido y mi escaso juicio, veo las cosas mejor que todos los libros, y comprendo muy bien que este mundo que vemos no es un hongo que haya nacido espontáneamente en una noche. Quisiera realmente preguntaros quién ha hecho esos árboles, esas peñas, esa tierra y ese cielo de ahí arriba, y si todo se ha hecho por sí solo. Héteos a vos, por ejemplo, aquí. ¿Os habéis creado vos mismo y no ha sido necesario que vuestro padre haya preñado a vuestra madre para que nacieseis? ¿Podéis ver todas las invenciones de que se compone la máquina humana sin admirar el modo con que está ajustado todo? Esos nervios, esos huesos, esas venas, estas arterias, estos..., este pulmón, este corazón, este hígado y todo estos otros ingredientes que hay aquí y que... ¡Oh, pardiez, interrumpidme si queréis! No sé discutir si no me interrumpen. Os calláis a propósito y me dejáis hablar por fina malicia
DON JUAN: Espero a que hayas concluido tu razonamiento
SGANARELLE: Mi razonamiento es que hay algo admirable en el hombre, digáis lo que queráis, que todos los sabios no podrían explicar ¿No es maravilloso que esté yo aquí y que tenga algo en la cabeza que piensa cien cosas diferentes en un instante y hace de mi cuerpo cuanto quiere? Quiero aplaudir con las manos, levantar el brazo, alzar los ojos al cielo, bajar la cabeza, mover los pies; ir a la derecha, a la izquierda, hacia adelante, hacia atrás, volverme... (Cae al suelo al volverse)
(Molière, Don Juan)
***
DON RODRIGO: ¡Geometría!
DON JUAN: ¿Nunca lo has experimentado, el maravillarse con un saber que prueba lo que es cierto? Por ejemplo: lo que es un círculo, la pureza de un lugar geométrico. Añoro la pureza, amigo, lo exacto; me horroriza la idea de empantanarme con nuestros estados de ánimo. Nunca me he avergonzado ante un círculo o un triángulo, nunca he sentido asco. ¿Sabes lo que es un triángulo? Inevitable como un destino: sólo existe una única figura compuesta de las tres piezas que sostienes; y la esperanza, lo aparente de posibilidades incalculables, lo que tan a menudo desconcierta nuestro corazón, se desmorona como una ilusión ante estas tres rayas. Así y no de otra manera, dice la Geometría. Así y no de cualquier manera. Ahí no sirve ningún engaño y ningún estado de ánimo; existe una única figura que coincide con su nombre.
(Max Frisch, Don Juan)
28 de diciembre de 2020
Don Juan en tiempos de pandemia
Ahora los días son más largos, aunque hoy mismo no te des cuenta.
Afuera, a través de los visillos de encaje miras los coches que avanzan parsimoniosos por la calle.
Dentro, los niños y los hombres se entretienen con sus juguetes gris metalizado, made in China.
Pero es verdad que los días cada vez son más largos y en algún momento vendrá un calor tímido a rubricarlo, a orillar este interior de estufas y miedo, de conversaciones musitadas.
Quien habla casi solicita perdón por atreverse.
Porque quien habla no sabe a quién se dirige, en este carnaval de cuerpos semienvueltos por el miedo y la desconfianza. Ridículos y preciosas deben guardar las distancias en esta verbena indeseada que congela las espaldas.
Cuando Dirac amonesta a Oppenheimer por sus veleidades poéticas (!), y cómo es posible la poesía después de la explosión, debería ser la fácil y paralela pregunta, le muestra la diferencia, a su entender, entre la física y la poesía: la primera trata, con palabras que cualquiera entiende, de lo que todo el mundo desconoce; la segunda, a la inversa, envuelve en un lenguaje que nadie comprende aquello que toda persona conoce. Seguramente Dirac no conoce los extravíos y desvaríos de cierta filosofía francesa diseminada urbi et orbe, pero aparte de este hecho, ¿no dejaremos de lado, en la apreciación de Dirac, la apertura al mundo que anhela el lenguaje atravesado, duro, oblicuo, hermético, etc.? Las voces de uso corriente son a menudo monedas gastadas, hojas del árbol que ya ni siquiera dejan ver el suelo del bosque, y para qué hablar del subsuelo, o sea de esos hondones del alma...
De la razón teórica y práctica
Hay algo de lógica en el absurdo, por lo mismo que hay mucho de absurdo en la lógica. Algo semejante debe ocurrir con lo ridículo y la tragedia.
27 de diciembre de 2020
26 de diciembre de 2020
-SGANARELLE: (Teniendo en la mano una tabaquera) Digan lo que quieran de Aristóteles y toda la filosofía, nada hay igual al tabaco; es la pasión de las gentes honradas, y quien vive sin tabaco no es digno de vivir. No tan sólo regocija y purifica los cerebros humanos, sino que también acostumbra las almas a la virtud, y con él aprende uno a ser un hombre honrado. ¿No ves realmente, en cuanto se toma, de qué manera amable se comporta uno con todo el mundo y lo encantados que nos sentimos al ofrecerlo a derecha y a izquierda, en todas partes donde estemos? No espera uno siquiera a que se lo pidan, y nos adelantamos al deseo de las gentes; hasta tal punto es cierto que el tabaco inspira sentimientos de honor y de virtud a todos cuantos lo toman. Mas dejemos este tema y reanudemos nuestro discurso. (Molière, Don Juan, inicio)
25 de diciembre de 2020
Nighthawks on tuesday morning
Los días de diciembre nos traen un sol frío, fuera de tiempo y de orden.
En la cafetería de la esquina una pareja de jóvenes -sobre el hecho es difícil que se equivoquen los testigos- tienen miedo: máscara y sorbo de café, y otra vez máscara,
con alternancia exacta de metrónomo gubernamental.
(Las cucharillas de metal contra los vasos de cristal dan la nota y regulan el paso de los gestos. No encontrarás un reloj mejor esta mañana de invierno recién llegado.)
24 de diciembre de 2020
23 de diciembre de 2020
Días cualesquiera, II
Con la boca cerrada, es el espíritu lo que obturamos
-horrible expresión maquinal para nuestra derrota: camino y fracaso-. La máscara corta el aliento y pierde el rostro y pone en fuga el deseo de los amantes, las confidencias de la amistad.
El alma es, sí, lo tapado, lo prohibido tras los terribles días de marzo, cuando se buscaba consuelo en los poetas del nuevo mundo y lengua bárbara, en sus crípticos versos traducidos y en la reserva capital de la cultura.
En realidad el sujeto siempre estuvo encadenado a la enfermedad, la propia y la de todos. En esa ubicuidad del riesgo, a su pesar, arrojaba proposiciones y versos, teoremas matemáticos y concreciones plásticas de esas verdades.
Civilización- así nombrábamos a ese milagro y sus comodidades: artilugios, museos, hoteles, amores.
Este año fue distinto. Marzo, malafamado por un olvidado clásico, nos enfrentó al espejo, encarados de súbito con la verdad. El miedo, una tormenta intempestiva en los cálidos salones de nuestros usos, es remedio cruel que pone claridad en la cabeza, franqueza en el corazón y calma en las pasiones.
Nos habíamos acostumbrado mal, como seres amueblados al gusto sueco y con mansedumbre chinoise. Todos a una, repetidos y felices, gastando domingos y veranos en alegrías de baratillo. Quiero decir con esto que estábamos conectados, olvidados de que el río, ajeno al programa, desborda. El ser no es el hombre.
Desde entonces, sonámbulos, huimos de la urbe. Hasta las tinieblas contienen los difíciles empeños y lugares de la huida. Por eso anhelamos la llegada de la noche, porque es marco de nuestras pretensiones, escena donde nuestra voluntad ejerce libre y a pleno rostro.
22 de diciembre de 2020
Días cualesquiera
De Adán en el paraíso se recogen en las crónicas hechos diversos.
No vamos a dudar de la verdad de lo contado ni de la recta intención de los autores.
De Adán en la ciudad los testimonios son a la vez más escasos y más dudosos. Han pasado los años, muchos, lo que el hombre ha ganado en experiencia lo ha perdido en esperanza. Conoce bien que el fin está en cualquier camino, como dicen los filósofos que a esto no le echan cuentas: lo que es, es, y cuando no, a otra cosa.
En todo caso, los relojes solamente se compadecen de los imberbes. De ellos es el reino de la creencia.
¿Quién va a dar dos cuartos por las ideas del viejo? Sus hechos han de permanecer oscuros e ignorados, sus ideas huelen a alpaca en las noches sofocantes de verano. ¿Quién va a dar dos cuartos?
Miras las luces de la ciudad y sonríes a la música y a la luna.
Abrazas lo que tú eres. Cuando eres joven.
Ahora las luces se ven en silencio como un río distante: el murmullo se postula pero no se oye. El agua pasa -el tiempo-, eso lo dice el cuerpo.
La fiesta está allí, unas calles más abajo... Ahora bien: ¿Por qué el blanco y negro de los sueños, como esa pareja que sube la cuesta y pasa a tu lado? Él le pasa el brazo por el talle, como si fuera su oficio antiguo, mientras ella le habla de su hijo, de las dudas que tiene sobre los pretendientes de la madre. Sin embargo, tú eres el elegido, tú le pasas la mano por su talle de viuda, como si fuera tu oficio antiguo.
Veías -de esto hace años- a lo lejos las luces, el parpadeo de los semáforos, las farolas equidistantes y obedientes, acaso la chillona intermitencia de ambulancias y coches de policía -¿qué ha pasado?-.
La fiesta sigue, a una décima de segundo del desastre, a menos de medio metro, los muchachos ¡son tan inconscientes! A nadie se le esconde la vecindad íntima de la podredumbre y de las rosas.
De repente, un día... ¿Quién ha parado los relojes? ¿Qué ha pasado? ¿Quién ha detenido este río? El río eres tú o tu conciencia. Cuando Adán sale del paraíso acaba sabiendo que su ser es su conciencia, el grave espesor de sus pensamientos y su memoria. No hace falta que vaya lejos buscando responsables: la culpa es ser.
No entenderás la música, las palabras de la canción van y vienen con un eco extraño, calles más abajo y más allá un río que ha dejado de serlo, cuando aprietas grave en el sueño con tu mano la carne madura y sabia: ella eres tú, porque el hombre que la acompaña en la subida es demasiado joven. Maldad de la noche, que disuelve colores y trastoca papeles. Pero aquí hay algún engaño, una trampa inconfesable.
Una eternidad: entre tú y la música -¿una vieja tonada inglesa?-, apenas intuida, se interpone el mundo, lo real y existente tan frágil, correspondiendo a lo que sabes desde el éxodo -del campo a la ciudad-.
Me doy cuenta -¿es ya tarde?- de que el tiempo es el verdadero nombre del ser, por lo mismo que la eternidad es su negación, y por esto los dioses, ajenos a la obligación de los relojes, se nos esconden. Los dioses, o el único dios, tan solitario como tú cuando repites los pasos del desterrado pensando en los años que no te pertenecen.
¿Cómo puedes ser tan ingenuo? Basta con que un niño le pegue una patada a la clepsidra. O abra las manos dejando caer la arena.
21 de diciembre de 2020
20 de diciembre de 2020
En un escrito de juventud, aunque dudoso, intitulado La negatividad de la filosofía natural, Hegel sostiene (Teorema II): Los efluvios alentosos propenden a salir por los caminos de menor resistencia. Es una proposición cuyo contenido y corolarios preocupan grandemente a los constructores y minoristas de lentes.
19 de diciembre de 2020
18 de diciembre de 2020
De aquellas polvaredas de antaño, estos lodazales de hogaño
Son encantadores, dijo para sí el corresponsal acreditado, al contemplar a los príncipes: a Adán trajinando en el jardín, a su bola, y a Eva tan sociable. Entre tanto, agazapado tras un árbol, our third man sonreía, recordando la cara de un gato, pero sin gato.
(La historia de la humanidad en el huevo de un instante, que incuba en su seno more simultaneo la tesis, la antítesis y la síntesis, a poco que reflexiones comme il faut.)
17 de diciembre de 2020
Platón Berlanga, realizador, sobrino de don Tiburcio el dueño de la granja de caracoles y antiguo egresado del Instituto tecnológico medio de Santa Cruz, ha estrenado película. Por medio de un protagonismo coral, el cineasta, que sigue los desvelos de la familia Corsi por medrar en los atípicos tiempos de la plaga de la filoxera, consigue trasladar al espectador la idea de que el orden eterno se desparrama por el mundo al modo de ridícula farsa interpretada por actores muy medianos.
16 de diciembre de 2020
Convicción materialista sobrevenida.
El alma es el otro, porque el propio ser es nada- materia o sueño.
15 de diciembre de 2020
13 de diciembre de 2020
12 de diciembre de 2020
11 de diciembre de 2020
10 de diciembre de 2020
Anaximandrea
Quizá la lucha de clases no sea más que un ens ex fictione que enmascara conflictos bien concretos y cortoplacistas: por el poder, el dinero y entre las generaciones. En particular esto último, en tanto reparación que en justicia se debe al tiempo.
9 de diciembre de 2020
Para dar razón y proteger
En la región de los hechos sociales se debe preguntar prácticamente siempre quién es el aitiólogo de guardia entre comunicólogos y científicos.
8 de diciembre de 2020
Un proyecto: trasladar la grandilocuencia del lenguaje de la tauromaquia al discurso referido a la intendencia doméstica (cocina, limpieza, ver la tv, etc.)
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//Las películas sobre la fiesta: una traslación del cainismo y de sus rescoldos bien vivos. Un ersatz, y un recordatorio con proyección de futuro: no guerra, no toros.//
7 de diciembre de 2020
Hemerotecas
No me digan que no sería todo de película de Sordi, Tognazzi y Gassman. Lo malo es que ninguno habrá oído hablar de esos tres cómicos italianos extraordinarios, así que los imitan sin enterarse. Lo peor es que no es en una inocua y divertida pantalla, sino en la realidad, causando muerte, ruina y destrucción.
6 de diciembre de 2020
5 de diciembre de 2020
La raíz inexistente del fisicalismo
Una lengua perfecta, pero gélida, será aquella que renuncia a los términos modales, de actitudes, desiderativos, etc. En suma, aquella que renuncia a la expresión de toda posibilidad y querer. Pero nos damos cuenta de la contradicción en cuanto lo decimos. En su lugar nos limitamos a confiar en palabras cálidas e inexactas.
3 de diciembre de 2020
2 de diciembre de 2020
1 de diciembre de 2020
La necedad es la cosa mejor repartida del mundo, en tanto vocación positiva -muy proactiva, muy asertiva- de no querer saber ni ahora ni en el futuro, y si se tiene que olvidar, se olvida, como dice la canción. Sin embargo, de esta cualidad antirracionalista -adv. socráticos, adv. kantianos- Nadie, es decir Ninguno, presume o presumimos, a pesar de su rol en el origen, legitimación y perdurabilidad de los Estados a lo largo y ancho del orbe bravío.