Sammler tenía idea de que incluso el especialísimo desarrollo del significado de las cárceles desde el siglo XVIII tenía cierta relación con esta disminución de la capacidad para sufrir restricciones. El castigo tenía que encajar, estar bien cortado como un traje para que le sentara bien al estado del espíritu, y adaptarse a la necesidad del alma. Donde más se había prometido la libertad, tenían las mayores y peores prisiones. (El planeta de Mr. Sammler, p. 163)Inmediatamente antes Bellow ha referido la nostalgia del hombre civilizado por el buen o mal salvaje, su propensión regresora.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
27 de febrero de 2016
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