6 de febrero de 2016

Compañías en no-lugares; cartesianismos

En trenes, en aviones, en habitaciones de hotel, en salas de espera, en andenes de metro, en bancos soleados de parques, Montaigne estaba conmigo, su soliloquio conversador y vagabundo no se interrumpía. (A. Muñoz Molina, "Una forma de leer", en Babelia)
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 No hay una idea por la que los hombres no estén dispuestos a sacrificar vidas, dice Montaigne, que está viendo con sus propios ojos la destrucción y las matanzas que dejan tras de sí lo mismo los ejércitos católicos que los protestantes en las guerras de religión.
Quizas la duda cartesiana, supuestamente teórica, pretenda ser un mecanismo compensatorio para esta seguridad moral homicida en las ideas.
 ... él mismo dice que la rotundidad en las afirmaciones es una prueba segura de idiotez, y celebra el valor de aceptar la duda, los límites de lo que puede saberse de verdad, la decisión de dejar en suspenso el juicio cuando no se poseen pruebas fiables.

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