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7 de enero de 2016
Modelos
En una especie de terreno deportivo se hallan fijos desde hace años un número determinado, no muy alto, de jugadores. El espacio no está cercado y aunque está rodeado de una inmensa multitud de espectadores, expectantes, estos son respetuosos y no invaden la cancha. Según ciertas reglas que nadie parece haber fijado, un número pequeño y variable de estos espectadores van entrando al campo por uno de los lados, encaminándose hasta el otro lado, con más o menos ligereza. Están un tiempo dentro y desaparecen. Luego podrán volver a entrar, quizás. Su oficio parece en efecto el de dar vueltas al terreno. Ya digo que a veces el flujo de entrada se incrementa, de una manera que puede ser ilusionante. Pero ellos nunca habitarán el campo. Algunos jugadores de la primera plantilla lo saben. Algunos de los que entran, lo intuyen. De poco sirve que se den hacia afuera noticias de este escenario figurado e inexistente, poniéndole números mágicos a este deambular sin esperanza.
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