En España, esa tendencia buenista a lanzarse sobre los victimarios con unas inflamadas ansias de protección y comprensión es un mal quizás demasiado extendido y que a menudo ha dado frutos aberrantes, por no hablar de que, en el 99% de los casos, lo que hay detrás de estas posturas es una infame mezcla de narcisismo e hipocresía, y a veces, de cobardía. Aquí sabemos muy bien que meter a los verdugos entre algodones representa de forma casi automática postergar a las víctimas. Y a eso no hay derecho: el linchamiento por omisión es una forma de convertirlas en dobles víctimas. (La garita del guachimán)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
22 de abril de 2015
Docencia/decencia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario