Bufalino, Perorata del apestado :
Una extraña alegría se contagia, nace, de estas páginas consagradas al lamento. 1946. Escribir, es lo que debes hacer, lo que se debe hacer, antes de que todo se olvide, borrado por azar, uno.de tantos, o golpe reiterado de un reloj de pared al compás del péndulo. El hombre que le daba cuerda al mecanismo murió ya, hará treinta años. Yo era un crío, y no consigo acordarme de la cara del hombre, ni de su voz. Estaba muy flaco. El sonido del reloj, tampoco. Un golpe seco, quizás, detrás del cristal, a intervalos medidos. Entre medias, un silencio. En la habitación en penumbra olía a humedad y vejez. Difícil hallar un sitio para la esperanza en aquel matrimonio sin hijos. Vi a la mujer algunas veces después de que el hombre hubiera muerto, casi ciega. Yo no era un crío ya..
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