Putin abandona la dialéctica materialista para secularizar el trono
imperialista de los Romanov. Un imperio deshilvanado por Lenin,
centralizado por Stalin, descompuesto al disolverse el aglutinante que
unía las repúblicas soviéticas. Para recuperar la hegemonía hay que
releer el pasado. Putin nada fía al credo marxista porque esa fe está
vacía. Tampoco gana volviendo sus ojos a Europa. Desprecia su posmoderno
desencanto. Frente a la licuada y enmohecida eurozona, retoma la
solidez del sentimiento de adhesiones populares que sustentaron al
antaño reino. (L. Núñez Ladevéze, en El Debate)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
18 de marzo de 2022
Hemerotecas
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