Shakespeare fue proscrito de los
escenarios alemanes; Mozart y Wagner, de las salas de conciertos
franceses e ingleses; los profesores alemanes explicaban que Dante era
germánico; los franceses, que Beethoven era belga; sin escrúpulos
requisaban los bienes culturales de los países enemigos, del mismo modo
que los cereales y los minerales. (S. Zweig, vía neorrabioso)
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