Cito de Toulmin (Cosmópolis, p. 246), que cita por extenso a un historiador de la revolución francesa, que no nombra*. La revolución, en su ansia totalitaria (alcanzó "a todo"), llegó a una recreación (es el verbo que utiliza mi desconocido historiador ("recreó") del tiempo y del espacio. Así, las semanas eran de diez días y no de siete, de lo que pudorosamente dice el tratadista que "los ciudadanos corrientes no sacaron demasiado provecho", puesto que se mantenía un solo día de descanso semanal. No sé si algo análogo habrá sucedido en otros cronotopos. Si resulta llamativa la recurrencia transcrónica del "expediente de cambiar el nombre a todo".
*Sorry. Sí lo nombra, en las Notas y referencias finales: Robert Darnton, 1989.
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