Por encima de las casas de enfrente,
más allá de esta ventana,
y de otras -si se puede seguir sosteniendo
la existencia de un orden
más allá y por fuera de las ventanas-
amenazan las nubes -¿con qué?,
¿romper el tedio?-, por encima de las casas,
del pino que sobresale silencioso,
detrás de la fachada alumbrada
por un sol de papel, rubricada
por el vuelo incidental
de los pájaros. Las nubes paradas.
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