La sustancia es la solidificación muda de las penas del sujeto.
Cerca de la medianoche se comienza a soltar lastre: la vergüenza arrastrada, la pesadez de los miembros y unas palabras que son de plomo y una voz que descansa cuando termina.
La voz acaba con el cuerpo, escondidos (ella y tú) en un rincón, mudos como aquel que guardó silencio en todo tiempo.
La voz es la derrota de un cuerpo que nunca encuentra ninguna playa, guiados (él y tú) por la inercia del viento del sol (existir, amanecer suelto menesteroso de su cadena).
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