No soy mujer, y por lo tanto no tengo una estancia interior a la que retirarme para ser libre, quién iba a ser tan osado para querer esa altura,
Pero de repente he buscado el libro,
Ese del que nunca hablé,
-Hace más de diez años que olvidé sus páginas.-
No son las habitaciones de la casa lo que yo busco en él,
El libro del abogado de la compañía.
Lo que yo quiero son las palabras adecuadas a los días, no mi experiencia, tan desajustada al orden,
La esperanza de una vida ajena -sus ojos, sus trabajos y temores-, eso quiero yo.
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