Hay una falla intolerable de la memoria,
Entre el sueño y el despertar, que se agrava con el día.
Por la noche, está suspendido el mundo en las casas, confinados doblemente los existentes...
Por la noche se ha ganado la conciencia de la coupure, el corte entre mundos, nada más.
El pobre sabe que no puede no serlo
Que su contingencia o azar corresponde a un decreto eterno del señor del tiempo,
Aquel que dispuso la riqueza imposible de la noche, desgastada sin misericordia por el ruido monocorde que empieza de nuevo con el engaño del sol y un despertar.
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