Hobbes llevaba razón, y todo el trabajo del ángel rebelde cae en saco roto contra el miedo y lo desconocido. Algún día un investigador curioso registrará, reflexionando, hasta las últimas minucias de lo fácil que cae el orgullo y la decencia. Nadie es sereno en el diluvio o en la mera vislumbre de que el barco se hunde y no hay un dios para alzarnos.
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