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9 de octubre de 2016
Al final lo hice. Agarré, olí, leí. Como un mono, como un perro, como un humano. Con arreglo a la jerarquía teológica y evolutiva de los seres. Actué y después me sentí frío, afectado de indiferencia... La crítica literaria es un cristal que puedes romper, una lente muy secundaria y pretenciosa. Mañana me compraré un pescado para cumplir con la teleología de ese periódico. En ese momento quizás me sienta cristiano.
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