Que se pueda conocer y divulgar toda una biblioteca neoludita (en papel, no faltaba más) a través de Internet, ¿apunta al definitivo triunfo de la red, la nube o como diantres se denomine la Cosa en sí, capaz de abrazar dentro de sí, ahogándola como abrazo de oso, su propia negación? O quizás apunte a todo lo contrario.
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