/Carl Sagan/ Preveía el desarrollo de una "red de terminales informáticas de uso terapéutico, como esas cabinas telefónicas puestas en fila, que, al precio de unos pocos dólares por sesión, nos permitiría hablar con un psicoterapeuta atento, probado y, en gran medida, o directivo". (N. Carr, Superficiales, pp. 246-247)
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